sábado, 11 de julio de 2009

Cartas...

Todo comenzó con un juego de cartas, el mago se acercó a una pareja e hizo que cada uno firmase una carta, un as de picas y un as de tréboles. Entonces empezó el juego...

El mago dijo:

- El amor, ¿curioso verdad? Dos personas diferentes, dos ases que eligen estar juntos, porque tienen cosas parecidas, ambos son uno, en este caso del mismo color. Uno de estos ases ha firmado su carta por el dorso y el otro la ha firmado por la cara.
El juego va sobre esto, cada cual ha metido la carta donde ha querido dentro de la baraja, y yo voy a hacer que esas dos cartas aparezcan juntas.

Entonces, después de hacer que otro espectador cortara la baraja, él barajó y preguntó:

- ¿Cuántos años lleváis juntos?
- Siete. Contestó la chica.
-¿Estáis casados?
- No, pero pronto lo estaremos. Dijo él.
- Y después de siete años, ¿Seguís enamorados?
-Como el primer día. Dijeron al unísono.
-¿Os conocéis bien? Volvió a preguntar.
- Lo conozco a él, mejor que a mí misma. - Y yo a ella mejor que a mí.
-Bien, sigamos con el juego entonces.

El mago tras esta serie de preguntas siguió con su juego.

-Os extrañaran todas estas preguntas que estoy haciendo -dijo- pero las necesito para hacer el juego.
Cómo sabéis, las cartas ya están barajadas, 2 cartas perdidas entre otras cuarenta. Encontrar ambas cartas juntas es prácticamente imposible, pero voy a hacerlo, y además estarán tras la séptima carta, voy a pasar una carta por año de relación y ahí estarán ambas.
Esto de las 2 cartas entre cuarenta es algo muy parecido a la vida real, pues elegimos a nuestra pareja, una, entre toda la humanidad, es mucho más dificil encontrar a alguien en este mundo que dos cartas en una baraja.

El mago comenzó a contar, pero al parecer le falló el juego, tras la séptima carta no estaban las 2 cartas firmadas, esos dos ases.

Hubo gente que empezó a reirse, otros se quedaron extrañados: pero entonces, el mago dijo:

-Un momento, ¿seguís enamorados y queréis casaros?
-Sí. Contestaron ellos.
-Entonces ya sé lo que ha pasado, a veces, tanto en el juego como en la vida real, pasan cosas asombrosas. Una de ellas es, como dicen algunos, encontrar a tu media naranja, tu mitad, tu complemento; y eso no es encontrar a otro para que esté contigo, sino encontrar a alguien con quien sumar 1. No se cumplen las reglas matemáticas: 1+1 no son 2, en este caso, 1+1 es 1.
No sois dos ases que os empeñáis en estar juntos por algún motivo, sino que estáis tan unidos que sois tan solo una carta. Ya sé que cada uno ha firmado un as, pero a veces la magia es asombrosa.
No sois esos dos ases negros que se empeñan en estar juntos entre las 40 cartas de la baraja sabiendo que eso es casi imposible, sois una carta y estoy seguro de que es el dos de corazones.

Empezó a buscar esa carta por la baraja y cuando la encontró, efectivamente, estaba firmada por ambas caras, las firmas que esas personas habían estampado en 2 cartas distintas, habían aparecido en una carta, una carta que simbolizaba la unión de dos corazones en uno solo.

Y esa es la moraleja de esta historia, nos pasamos la vida intentando encontrar a esa persona con la que no ser 2, sino sumar 1. A veces, cuando la encontramos, dejamos pasar la oportunidad, por diversos motivos estropeamos lo que está destinado a ser perfecto. Unas veces, esta pérdida se puede intentar arreglar y puedes llegar a estar completo, pero otras es demasiado tarde.

Cuando encontréis a esa persona con la que sumáis uno, no dejéis que se os escape y procurad que él o ella no os deje escapar, porque ninguno encontrará otra mitad, solo hay una mitad por persona y si has tenido la suerte de encontrarla y mantenerla, enhorabuena.

Si la has encontrado y perdido, intenta recuperarla, si ya no puedes hacerlo pues, busca a la persona con la que la regla del 1+1=2 sea lo más parecida al 1+1=1.

No hay nadie igual a esa mitad, pero casi nunca las cosas perfectas se dan, nos pasamos la vida con alguien con quien nunca llegamos a sumar 1, o simplemente nos lamentamos por haber perdido al 1, o buscamos a ese 1 desesperadamente, sin encontrarlo.

En definitiva, no dejéis que se haga tarde con vuestra mitad. Aprovechad el amor y no dejéis que se agote, con tu mitad, no se agotará nunca, pero puede deteriorarse por muchos motivos. Y es triste darse cuenta tarde de que has perdido lo que más has querido. Si te das cuenta a tiempo, arreglalo, no dejes que sea tarde...


Pd. A veces, muy pocas, es mejor no estar con tu mitad.

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